fbpx

La inflación es definida como la variación o alza de los precios de los bienes y servicios en el mercado. En términos concretos, la inflación no es más que el desequilibrio o la diferencia que se da entre el precio de la mayor parte de los productos o servicios y la pérdida de valor del dinero en un país.

Con el IPC de junio la inflación anual alcanzó el 12,5%, algo que no se veía en nuestro país desde el año 1994.

Sin signos de ceder en el corto plazo, la tendencia parece crecer y, de su mano, se incrementa su impacto en organizaciones, en especial en las pequeñas y medianas empresas (Pymes), generando dolores de cabeza a sus propietarios por una serie de factores.

 ¿Cómo afecta la inflación a las Pymes?

Escasez de insumos

Un problema común es que materias primas y otros insumos fundamentales para la cadena de suministro son más difíciles de encontrar, lo que provoca alteraciones en el normal funcionamiento de cualquier compañía.

 Costos más altos

Como simple consecuencia de la ley de oferta y demanda, los insumos que sí están disponibles cuestan más caros que antes.

 Menor margen de ganancia

Pese a que la mayoría de las empresas no tiene más remedio que aumentar los precios de sus productos para compensar el alza de suministros, las materias primas o servicios necesarios y los desajustes constantes en los valores pueden derivar en menores márgenes de ganancia e incluso en la pérdida de clientes.

Menor acceso a capital

Una de las cuestiones que más afecta producto de la inflación es el acceso a nuevo capital. Es de suma importancia vigilar las tasas de interés y su influencia dentro del sector financiero. Planificar correctamente y saber cuándo acceder o no a un préstamo o crédito es vital para una pyme.

Ante esta situación, el líder de una empresa debe adelantarse a los problemas, tener en cuenta el posible impacto de la inflación y bajar los niveles de incertidumbre para mantener (e incluso mejorar) los márgenes de rentabilidad en el mediano plazo. Existen varias formas de conseguirlo.